Guía Diablo III
Cruzado
Historia del Cruzado
Los líderes de la armoniosa religión de Zakarum lucharon tiempo atrás por aprisionar a Mefisto, Señor del Odio, bajo el templo de Travincal, e impedirle así para siempre que volviera a retorcer los corazones de la humanidad.
Fracasaron.
No era la primera vez que los Zakarum fallaban: 200 años antes, el clérigo Akkhan descubrió corrupción en el seno de su fe y envió a sus acólitos en una trascendental misión con el fin de purificarla. Los "cruzados" de Akkhan eran jóvenes reclutas, elegidos por su honory bondad, entrenados en el manejo de armas y magia lacerante, aunqeu su cualidad más importante era su inquebrantable dedicación a su deber.
Actualmente la misión de purificación de los cruzados se ha ampliado. Una mera "contención" brinda al mal muchas oportunidades de expandirse, por lo que hay cruzados errantes -a menudo parejas de maestro y aprendiz- que atacan de forma habitual a los demonios de Santuario. Algunos luchan por su sentido de la rectitud, otros con la esperanza de que sus victorias consigan algún día que los Zakarum corruptos vuelvan a ser puros. Cuando el maestro de un cruzado muere, su estudiante adopta sus armas y su identidad... y la cruzada continúa, incluso más allá de la muerte.
Habilidades activas
Habilidades de ratón
Primarias
Castigo
Ignición
Fulminar
Justicia
Secundarias
Golpe de escudo
Ataque de barrido
Martillo bendito
Escudo bendito
Puño de los cielos
Habilidades de barra
Defensa
Destello de escudo
Piel férrea
Consagración
Sentencia
Utilidad
Provocar
Carga de caballería
Punición
Falange
Ley
Ley del valor
Ley de la justicia
Ley de la esperanza
Convicción
Espada fulminante
Faz de Akarat
Furia celeste
Bombardeo
Habilidades pasivas
Fuerza celestial
Fervor
Vigilancia
Rectitud
Insuperable
Fantaismo
Indestructible
Causa sagrada
Colérico
Fortaleza divina
Comandante en jefe
Inamovible
El brazo fuere de la ley
Doncella de hierro
Recuperación
Atavío
Armas contundentes
Escudo imponente
Recurso
Los cruzados dominan los campos de batalla con su pura determinación. El apoyo de la luz celestial y la santidad de su misión alimentan la cólera de los castigadores ataques de un cruzado.
Cuando los cruzados se preparan para el combate, su cólera hierve a fuego lento, aumentando sin prisa pero sin pausa. Cuando rebanan a sus enemigos, se desborda. Un cruzado repleto de cólera es sin duda un adversario temible: dotado de una piel de hierro, envuelto en llamas flageladoras, despedazando a sus contrincantes con radiantes rayos de luz y volviendo a la vida tras la derrota.
Los cruzados más hábiles encuentran otras formas de espolear su cólera más allá de despachar a los enemigos. Sus muchas habilidades les permiten recuperar recursos gastados mediante el bloqueo de ataques, al sufrir heridas graves o al ser rodeados por rugientes demonios.