Guía Dragon Age: Inquisition

Códice - Lugares

La ciudad-estado de Kirkwall

Del despacho de Bran, vizconde provisional de Kirkwall: comuníquese a todos los funcionarios. Pónganse los nombres de nuestros nuevos “benefactores” y acabemos con sus interminables intentos e intenciones astutamente veladas.

A las fuerzas y representantes diplomáticos de (cópiese aquí sus nombres y títulos absurdos):

Gracias por vuestra oferta de (pretensión cansina), pero os aseguro que en este momento estamos bastante inundados de peticiones similares. Recae en mí, como vizconde en funciones, la papeleta de provocar vuestra ira y, por ello, os pido mis más sinceras disculpas. Os aseguro que no quiero que este sea el caso: ni la negativa ni el lugar que ocupo en hacérosla llegar. ¿Quizás os uniréis al coro de los que se cuestionan si tengo la autoridad para para negároslo? Tened la seguridad de que, cuando las flechas aún están en el aire, es habitual que aquellos que desean estabilidad pero que carecen de voluntad para luchar por ella impongan la oportunidad a otros, que consideran prescindibles. Y como yo era uno de los pocos que quedaban que conocía el protocolo pertinente, parece que ha recaído sobre mí el representar a la Kirkwall “liberada”. O, más bien, con el cargo vacante, me vi metido en él por una votación impopular. En cualquier caso, hemos salido perdiendo, pero el precedente está bien documentado.

Espero que lo anterior no os disuada en modo alguno de seguir con vuestros agresivos tanteos. Kirkwall ha sido siempre un puerto valioso, el nexo de casi todo el comercio que corre entre las Marcas Libres y Ferelden. Ha cambiado de manos muchas veces antes, y espero que con (nombre del/de la líder solicitante) vuelva a hacerlo. A este respecto, os recomendaría precaución, ya que un gran número de factores se han desviado de la norma histórica.

Aunque el cargo de vizconde lleva vacante desde el desgraciado fin de la línea de Dumar, no hemos estado carentes de liderato. No se puede minimizar el papel que ha tenido el Campeón en la estabilización de Kirkwall, pese a que se ha hablado más de otras acciones. Sin duda, vuestros líderes han oído que ha sido aquí donde han empezado las ondas de la rebelión. Es verdad y, además, violentamente, lo cual hace que debamos guardar como en oro paño toda la estabilidad ganada previamente. A medida que esas ondas se propaguen, nuestro Campeón y otros se han comprometido a preservar la calma continua del centro.

Así, estamos deseosos de reanudar el comercio y consideramos todas las propuestas de intercambio. Pero, os lo aseguro, no son necesarias “ofertas” de protección y de ampliación de fronteras o tropas extranjeras.

Pero, si yo peco de algo, es de realista. Si vuestro tanteo obedecía a una intención genuina, este escrito debería de bastar para zanjar la cuestión cortésmente. No obstante, si vuestra oferta era una mera formalidad antes de intentar una ocupación disfrazada, os pondré primero los ejemplos de (cítense aquí a los dos últimos insensatos que no nos hicieron caso), que supusieron, de modo parecido, que seríamos un objetivo desesperado. En cuyo caso, os derivaré a la persona que se encargó de que las fuerzas de (ese mismo par de idiotas) fueran expulsadas sumariamente en diversos estados de desmembramiento.

Porque, (nuevo/a entrometido/a iluso/a), pese al hecho de que mi apellido carezca de peso y vaya acompañado del título “vizconde provisional”, habéis de saber que la capitana de la guardia Aveline Vallen ha asumido espontánea y eficazmente las tareas de defensa. Aunque hemos estado privados temporalmente de esta tutela, se aseguró de que estuviéramos bien preparados, y he recibido con los brazos abiertos su regreso. Ella ha activado la milicia de Kirkwall con ánimo y valor, dos cosas por las que yo no soy famoso, por lo que me apartaré de su camino.

En aras de vuestra salud, os aconsejo que hagáis lo mismo.

Con el mayor respeto hacia vos, (el/la capullo/a invasor/a más reciente), Bran, vizconde provisional de Kirkwall.