Guía Dragon Age: Inquisition

Códice - Cuentos e historias

Duro en Altaciudad: capítulo nueve

 

 

Duro en Altaciudad: capítulo nueve

 

De Varric Tethras

 

Donnen Brennokovic se estaba quedando sin pistas que seguir. Solo le quedaban dos semanas para retirarse, dos semanas para encontrar al tipo que había matado a un magistrado y a un noble de Altaciudad...Si la capitana Hendallen no lo degradaba primero.

 

Los muelles apestaban a meadas y a pescado podrido, tan hediondos como los hombres y mujeres que trabajaban ahí. Pero era ahí donde Donnen tenía que ir para dar con la capitana pirata Belladonna, que había asaltado la casa del conde de Favre.

 

Las Joyas del Dragón era un barco grande, como a ella le gustaban. Los extremos, puntiagudos, se erguían imponentes sobre el agua. Esa parte redondeada de madera parecía que pudiera aplastar armadas enteras bajo su... mierda, lo que fuera eso, madera. Era el barco más grande de la historia de la barquería.

 

Pero incluso desde el muelle, Donnen supo que había algo que iba mal.

 

Subió corriendo por la pasarela para encontrarse a un marinero muerto en la cubierta y un rastro de sangre que llevaba hasta la bodega. Donnen desenvainó la espada y lo siguió. Sus ojos no se habían acostumbrado aún a la penumbra de las cubiertas inferiores cuando tropezó con un segundo marinero muerto, al que habían apuñalado en las tripas y habían dejado tirado ahí mismo. El cuerpo aún estaba caliente. La nave crujía con cada embate de las olas. Contuvo el aliento y continuó hasta la bodega.

 

Apenas consiguió desviar la hoja a tiempo.

 

El acero tañó contra el acero. Donnen paró un segundo golpe, aún medio ciego por la escasa luz. La tercer acometida lo cogió con la guardia baja y le dejó un mal tajo en el antebrazo.

 

“¡Nadie ataca a mi tripulación, montón asqueroso de mierda de perro!”, renegó el atacante, y Donnen reconoció aquella voz.

 

“¡Alto! ¡Guardia de la ciudad de Kirkwall!”, gritó, apenas consiguiendo subir la espada a tiempo.

 

“¡Otra vez tú!”, los ojos de Donnen empezaron al fin a acostumbrarse ypudo distinguir a la capitana Belladonna. Se estaba aferrando las costillas con la mano derecha, llevaba una daga en la izquierda y estaba cubierta de tanta sangre que Donnen estaba seguro que no toda era de ella. Lo miró colérica. “Hace cinco minutos me habría venido muy bien un guardia. Tan inútiles como siempre”, bajó el arma de mala gana.

 

Donnen envainó la espada. “¿Quién ha hecho esto?”.

 

“No lo sé. No me he molestado en preguntar”, sorbió por la nariz. “El muy malnacido ha matado a dos de mis hombres antes de que le cortara la mano y se ha escapado”, hizo un gesto de indiferencia hacia la parte de atrás de la bodega. “Está por ahí, en alguna parte”.

 

“¿Se ha llevó el cargamento del conde?”, le preguntó Donnen.

 

“No. Si eso es todo lo que te importa, te lo puedes quedar”, se acercó cojeando hasta un baúl, sacó un fardo de tela atado con bramante y lo tiró a los pies de Donnan. “Vete con viento fresco”.

 

Localización:

En una mesa en la parte Norte de Villa Maurel en las Tumbas Esmeralda.