Guía Dragon Age: Inquisition

Códice - Cuentos e historias

Tyrdda Hacha Radiante, origen avvarita

 

 

Tyrdda Hacha Radiante, origen avvarita

 

Primera estrofa:

 

Cuenta la historia de Tyrdda Hacha Radiante,

hacedora de la montaña y novia del espíritu:

Su pueblo libre, forjado en las espesuras de las montañas, no buscaba escondite.

Grande en sabiduría, sabia en consejos y generosa en regalos, sus huéspedes siempre quedaban encantados.

Hacía sacrificios para los espíritus, aprendía sus enseñanzas y en las misiones destacaba.

Radiante era su hacha, cristal irrompible templado en fuego cuando el humor era fiero.

Sonriente dama por los cielos valorada, con el don de su amante de orejas picudas agraciada.

Superaba con la espada a todo aquel que lo intentaba.

Doncella que todas las peticiones rechazaba.

Tyrdda Hacha Radiante, los ojos del soñador, madre de los avvaritas, de su creación.

 

Segunda estrofa:

 

Thelm Mano Dorada, con brillantes anillos enjoyados en sus dedos grasientos,

Protegía a las tribus en tiempos de peligro y les proporcionaba alimento.

Los guerreros crecían en número; con espadas besadas por el sol libraban batallas,

Camisas de escamas de dragón cubrían sus cuerpos y de vino del corazón sus costas quedaban manchadas.

Hablaba a las tribus de un tesoro que al norte, en el mar, brillaba.

Susurraba palabras para llevar a los regaños a la ciudad dorada con la que soñaba.

Aconsejado en sueños,

Con voces que el hombre sabio ignoró,

Empujó a las tribus hasta que gritaron,

Escuchó a sus sueños y el Despertar cruzó.

 

Tercera estrofa:

 

Thelm hablaba a Tyrdda con melosas palabras, regalos de oro y acero le entregaba.

A sus hombres quería como guerreros, tribu robaba de un corazón preso.

La tribu estaba débil por las cuchillas del viento invernal y Mano Dorada la quiso aconsejar:

“Se mi esposa y cruza el Despertar, en la ciudad dorada te podrás alimentar”.

Tyrdda Hacha Radiante, tensa de furia, con su hacha de cristal envuelta en llamas,

Escuchó a su amante de orejas picudas, sin sentir vergüenza ante su lujuria.

“A mi tribu nadie podrá separar,

Al menos con palabras cuyo fin sea matar,

Teme mi furia y sus fieros rayos,

Las palabras oníricas mienten, pues su sed no han saciado.”

 

Cuarta estrofa:

 

Tyrdda Hacha Radiante y Thelm Mano Dorada luchan con hacha y espada.

Them, vestido con malla y escudo de plata, al devolver los ataques brillaba.

Espada de hueso de dragón ahora ensangrentada, los guerreros están roncos de tanto que animaban.

Tyrdda se alza, con su brillante hacha en llamas; su pierna aún llora lágrimas de batalla.

Sonriente dama por los cielos valorada, el hacha del amante de orejas picudas brillaba.

Destellos de fuego cuando Thelm Mano Dorada repite sus melosas palabras.

“El calor y las ciudades doradas del norte,

Murmuran al oído de los soñadores”.

Chamuscada está la plata y el embustero echa a volar

En el pico de un cuervo para soñar sin despertar.

 

Quinta estrofa:

 

Tyrdda Hacha Radiante, sangre y bravura, a su tribu se llevó de las plácidas llanuras.

Las tribus lucharon con dolor, con espadas desafiladas por el campo y la labor.

En las montañas, de refugio vacías, los nevados picos con el frío viento competían.

Una cueva donde salvar a su tribu encontró, pero el fuego del dragón la noche iluminó.

Apareció rugiendo una bestia que ninguna espada podría matar y las montañas se deshicieron de su manto invernal.

A su amado de orejas picudas Tyrdda implora: “Te elijo a ti por encima de la corona!”.

Los rayos desgarran la lluvia.

En las gloriosas alturas

el dragón retumba

y cae sobre la tierra, que se estremece y se convierte en su tumba.

 

Sexta estrofa:

 

Tyrdda Hacha Radiante está orgullosa de su tribu,

Forjada en la batalla, alimentada con el combate y fortalecida con la lucha ha crecido.

En las profundidades de las cuevas, hay hombres de piedra; los guerreros de Hendir tienen mucha fuerza.

Se alzan ante la tribu con hachas, armaduras brillantes y afilado acero de espada.

El amante habló a Tyrdda y suaves susurros le dedicó.

Los corazones enanos se rasgaron, con simpleza y honor.

“Dejad que la tribu a los enanos conozca.

En sus cuevas, el lugar que les toca.

No en la batalla, sino en el comercio,

enanos de Hendir, que la paz no tenga precio.”

 

Séptima estrofa:

 

Tyrdda Hacha Radiante, la jefa amiga de los enanos, yace con su amante.

Despierta una mañana sudorosa de amor; su amante a la luz del día la abandonó.

Palabras susurradas en sueños, voces musitadas y un silencio aplastante.

Su tribu habrá muerto sin un hijo que perpetúe el linaje.

Aval'var, así llamando el amante, habló de “nuestro viaje, el tuyo y el mío”.

Morrighan'nan, el hijo de Tyrdda, algún día en fuerza brillaría.

El amante susurra obediencia.

Hendir, príncipe enano y amigo en pasión, deja un bebé como descendencia.

La tribu avvarita, su nombre, nuestra conquista.

 

Octava estrofa:

 

Tyrdda Hacha Radiante, de los avvaritas jefa, da a su tribu fortaleza y con los enanos comercia.

Las batallas que hombres y demonios libraban, con su sabiduría, fuego y espada ganaba.

Tyrdda se volvió hacia Hendir, príncipe enano amigo y donador de hijos.

Tomó su libertad y Hendir, encantado, le deseó lo que no le podía dar.

Tras enmendar los errores del pasado, nombró jefe a su hijo,

Educó a su tribu y regalos mundanos les hizo.

Un último viaje hizo hacia el cielo,

Con su amante, entregado al sueño.

Plumas de cuervo, reunidos.

Los corazones completos, ya ninguno dolorido.

 

Localización:

Examina los distintos puntos de interés de las Tierras Interiores.