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Códice - Historia

Historias de Mason: La caída

Hoy tenemos un estudio interesante. “La caída” y una cara que dice “¿Por qué hemos intentado meternos en un sitio en el que no hay escaleras?”. Y es que cuando intentas entrar en un edificio imposible como ese, acabas cayendo en las llamas mientras la edificación gira sobre sí misma o algo así. Sigo sin ver el atractivo de los sueños.

En fin, los siete maeses han entrado y han sufrido incontables infortunios al no saber por dónde subir. Dejaré esa tortura para la escultura que intenta representar la locura. Es decir, hay torres por aquí, pero luego un cambio drástico por allí. ¿Sabes la fuerza que haría falta para dar la vuelta a tanta piedra? Te pasaría algo mucho peor que quemarte la barba.

Pero aquí hay algo interesante. Se puede ver un poco de pigmento generando un poco de brillo, pero la idea original era que hubiese sido mucho más. Esto ha sido pintado y repintado en algún momento, posiblemente para satisfacer las necesidades del lord de la época. Pero existe un modo de dar acabado digno; se trata de una pasada para equilibrar la superficie, algo muy sutil pero que lleva mucho tiempo. Si se hace bien, se puede conseguir que la piedra sea tan suave como el cristal. Es obvio que esa torre y el cráneo del barbudo pretendían tener ese acabado, así como los demás solo tienen una leve reminiscencia del mismo.

Así pues, la primera vez que esta talla vio la luz, debió de parecer que el barbudo era el objetivo. ¿Tal vez por eso era el primero en la puerta? Y la “luz” le quema y se expande a los demás. El pulido o la hoja hubiesen absorbido la luz como si fuesen un espejo, lo cual obligaría al observador a entrecerrar los ojos. Habría tenido que bajar o apartar la mirada, con lo cual se “uniría” a los maeses en su castigo. Conseguiría que se sintiese parte de la obra.

O al menos, esa es mi suposición. Ah, y también hubiese mantenido a los niños alejados de la sala de banquetes.