Guía Dragon Age: Inquisition

Códice - Cuentos e historias

Duro en Altaciudad: capítulo siete

 

 

Duro en Altaciudad: capítulo siete

 

De Varric Tethras

 

Donnen Brennokovic registró la oficina del conde de Favre. El conde yacía muerto; lo habían sido asesinado a pesar de estar armado, dentro de su propio hogar. Todas las habitaciones de los sirvientes estaban vacías, y a juzgar por los cajones abiertos y las arcas abandonadas, les habían hecho salir a toda prisa. Es evidente que el conde esperaba problemas, y los problemas habían llamado a su puerta.

 

El conde guardaba todas sus cartas. En su escritorio había décadas de correspondencia aparentemente ordenada en función de su reino de origen. Donnen las repasó buscando una tinta más oscura, páginas más nuevas o cualquier otra cosa que indicara que era reciente.

 

Y entonces oyó el estruendo causado por una patada en la puerta principal.

 

“¡Eh, Don Bombachos! ¡Arrastra tu culo hasta aquí!”

 

Jevlan y Donnen corriendo hacia el recibidor.

 

Una mujer se alzaba sobre la puerta astillada, con unos ojos que brillaban más que las dagas de sus manos.

 

“¡Estáis ahí!”, les espetó, “¿Dónde está el conde Señoritingo? Vamos a tener unas palabritas. Una de ellas será “dinero” y la otra “ahora”.

 

“¡Guardia de Kirkwall!”, le respondió Donnen. “¡Esto es la escena de un crimen! Identifícate”.

 

“¿Guaridas, eh?”, sonrió, entornando sus ojos para atisbar en la oscuridad que lo rodeaba. “No hay solados con armadura afuera, gente husmeando en la casa de un noble de noche... Y tanto que parece la escena de un crimen”.

 

Donnen no pestañeó. “Dime tu nombre”.

 

“Belladonna. Capitana Belladonna, de las Joyas del Dragón”. Y se las arregló para que su elegante reverencia pareciera insultante. “¿Dónde está el maldito conde?”

 

“Está muerto”, dijo Donnen, pendiente de su reacción. “No sabrás nada acerca de ello, ¿verdad?”

 

Ella esbozó una sonrisa irónica. “Créeme, cariño. Si quisiera matarlo, habría esperado a que me pagara”.

 

“¿Qué negocios tenías con el conde?”, se adelantó Jevlan, sorprendiendo a Donnen, que casi había olvidado que su socio estaba ahí.

 

“Transporte”, replicó al recluta. “Me contrató para entregar algunas antigüedades y llevo dos semanas parada esperando a que me pague”. Se asomó a los oscuros balcones suspendidos sobre el recibidor y gritó: “¿Hay alguien aquí? Si quieres esta mierda, vena los muelles esta noche y págame cincuenta soberanos. Si no lo haces, lo arrojaré al mar”. Y con eso, se dio la vuelta y echó a correr.

 

Localización:

En la "Cámara del pesar" dentro del Templo perdido de Dirthamen (más o menos por el centro del mapa).