Guía The Daedalus Encounter

Las últimas puertas; Las últimas esferas

 

 

LAS ÚLTIMAS PUERTAS

 

Los tres amigos regresaron a la sala central y continuaron su aventura con la siguiente puerta. Casey la analizó, almacenó su código, envió una señal de color naranja y desactivó su cerradura resolviendo una nueva prueba de inteligencia.

 

Al otro lado de un largo pasillo había una habitación cerrada. Casey se fijó en la presencia sobre el suelo de un objeto que llamó su atención, así que se acercó a él y comprobó que era una especie de urna rodeada de varios óvalos de colores. Casey envió hacia la máquina el código de colores que había almacenado segundes antes en la puerta naranja y la urna se abrió, dejando al descubierto una nueva esfera que Casey cogió con ayuda de su brazo mecánico.

 

Casey descubrió la presencia de otra máquina alienígena, un extraño aparato con seis apéndices, cada une de los cuales tenía la punta de un color diferente. La sonda envió varias señales de colores para reactivar la máquina y finalizó la transmisión enviando tres veces la señal de color violeta, ya que de esa manera el apéndice respectivo disparó una especie de láser que, al alcanzar el cadáver de un alíen, acabó cortando una de sus garras.

 

De regreso a la sala central, Casey repitió el procese ya conocido con la puerta de color verde, es decir, analizarla, almacenar el código dibujado sobre ella, enviar una señal del mismo color de la puerta y, finalmente, abrirla resolviendo una prueba de ingenio. Recorrieron un pasillo y llegaren a una gran sala donde el repentino ataque de un alíen volador tuvo come consecuencia que la puerta por la que habían entrado quedara bloqueada. Arí pidió a Casey que explorara la sala para buscar otra salida y pronto la sonda descubrió una abertura en la pared opuesta. Pero antes de explorarla, Casey comprobó que justo detrás de él habla una nueva urna idéntica a la que había encontrado pocos minutes antes, así que se acercó a ella, envió el código de la puerta verde y recogió una nueva esfera con ayuda de su brazo mecánico.

 

Ahora era el momento de explorar la abertura, así que Casey entró por ella y activó su foco luminoso para romper la oscuridad. Fue entonces cuando Casey se dio cuenta que se encontraba en un complejo laberinto de túneles en el que era muy fácil perder la orientación. Sólamente después de largas exploraciones, descubrió que era casi imposible realizar un mapa detallado de los túneles y que había un único camino que conducía a la libertad. Desde el punto de inicio del laberinto, debía avanzar dos veces hacia delante, girar a la izquierda, avanzar dos veces hacia adelante, repetir tres veces la combinación girar a la derecha y avanzar una vez, girar a la izquierda y finalmente avanzar dos veces hacia adelante. Entonces encontró una salida y pudo rescatar a sus amigos de su encierro.

 

La puerta violeta fue abierta siguiendo el mismo sistema que las anteriores. El pasillo conducía a una sala circular con siete terminales en el centro y una abertura en la pared que permitía acceder a un pasillo. Casey se acercó al primer terminal, le analizó y comprobó que dos de sus señales de colores permitían a acceder a nuevos códigos alienígenas, códigos que, aunque estuvieran formados por menos colores que los de las puertas, podían almacenarse en la memoria de la sonda de la misma manera. Casey rastreó uno tras otro los siete terminales y, de esa manera, almacenó catorce secuencias distintas en su memoria.

 

El pasillo conducía a una sala en la que un puente sumamente estrecho conducía a una plataforma. Ari consiguió llegar hasta la plataforma y recoger una esfera idéntica a las encentradas por Casey, pero en el momento de levantarla de su urna la plataforma quedó cubierta por un campo de fuerza.

 

Asustada al verse súbitamente prisionera, Ari intentó destruir la barrera con su arma, pero lo único que consiguió fue caer herida al suelo, así que Casey desactivó la barrera con una señal violeta y Zack recogió a su compañera inconsciente.

 

LAS ÚLTIMAS ESFERAS

 

De regreso a la sala de las seis puertas, Arí y Zack comprendieron que su situación era muy comprometida. Habían explorado todos los pasillos situados detrás de las puertas y no habían encontrado ni rastro de posibles contróles de navegación con los que modificar el rumbo de la nave alíenigena. Lo único que tenían eran cuatro esferas aparentemente inútiles.

 

Pero Casey no estaba dispuesto a darse por vencido. Atravesó de nuevo la puerta amarilla, se dirigió a la sala en la que antes no se habían detenido y encontró una nueva urna cerca de la puerta. Enviando el código recogido en la puerta amarilla, la urna se abrió dejando al descubierto una quinta esfera.

 

Lógicamente, la sexta esfera debía estar detrás de la puerta roja, la puerta por la que habían entrado en la gran sala central, y Casey resolvió una nueva prueba de ingenio para abrir su cerradura. No pudo almacenar en su memoria el código de colores de la puerta, ya que no tenía espacío para una nueva combinación, pero algo le decía que esta última combinación no iba a ser necesaria.

 

Casey llegó a la sala por la que habían entrado a la nave y atravesó de nuevo la puerta que había quedado entreabierta al haber atrapado en su movimiento a un alíen. Ya conocía la sala que había detrás, una gigantesca habitación oscura en la que destacaba la presencia de unas extrañas formas en las paredes con tres cavidades circulares, así que decidió explorar una a una dichas cavidades. En una de ellas -mirando de frente a la puerta, era la cavidad superior izquierda del segundo grupo inferior de la izquierda- encontró una gigantesca criatura alienígena que destruyó con su láser, la cual dejó caer una nueva esfera que Casey recogió con su brazo mecánico.

 

Al regresar a la sala de las seis puertas, el pilar luminoso del centro se desvaneció, dejando al descubierto una extraña máquina con seis agujeros circulares. Zack decidió introducir las esferas por los agujeros y en ese momento se produjo una transformación en la parte superior de la máquina apareciendo tres hendiduras. Casey atravesó la puerta naranja, atrapO con el brazo mecánico la garra alíen que había quedado antes sobre el suelo, regresó a la sala central y colocó la garra sobre las hendiduras de la máquina.

 

De repente, la plataforma sobre la que descansaba la máquina comenzó a elevarse hasta llegar a una nueva sala que parecía ser el centro de control de toda la nave. Ari y Zack encontraron lo que parecía ser la consola de navegación de la nave y descubrieron la presencia de un gigantesco alíenígena que se acercaba a ellos y parecía intentar comunicarse mediante un lenguaje basado en colores. Aterrorizado, Zack estaba a punto de atacar al alienígena con su arma cuando Casey decidió probar las combinaciones de colores encontradas en los terminales para intentar entablar contacto con él. La secuencia amarillo-verde-azul, una de las catorce secuencias extraídas, correspondía, al parecer, a un mensaje de paz, ya que el alien no intentó atacarles. En ese momento, un gigantesco embrión colocado en una especie de incubadora comenzó a agitarse y Arí y Zack fueron los primeros humanos en contemplar el fascinante espectáculo del nacimiento de una reina.

 

La nueva reina ayudó a Arí y Zack a liberar el Artemis, enseñó a Casey su lenguaje y les dio todos los materiales necesarios para reparar la nave. Dos especies muy diferentes, procadentes de mundos muy lejanos, habían compartido durante unas horas un mismo destino y ahora se separaban de nuevo, después de haber creado entre ellas sólidos lazos de amistad.

 

Fuente: Juegomania.org