Guía Daymare: 1998

Documentos

Diario de investigación

 

 

Caso archivado

 

Este diario pertenecía a un investigador de Égida. Algunos de los datos están marcados con un círculo rojo.

 

1992

 

Me dan escalofríos solo de pensarlo. Ahora que nuestros esfuerzos están centrados exclusivamente en Pólux, los extraordinarios resultados conseguidos con Cástor hace unos años parecen un simple juego de niños. Y pensar que no tendríamos este poder definitivo, de no ser por las investigaciones del gobierno sobre los habitantes de la isla Northfall durante los años 70. Cuando alguien dice que hay que hacer algunos sacrificios por el bien común, lleva toda la razón. De hecho, quién habría dicho que las medusas expuestas a la fuga de sustancias químicas del navío hundido atacarían a los habitantes, causando pequeñas pero mortales epidemias que forzaron la intervención del gobierno y nos llevaron hasta donde estamos ahora.

 

1995

 

Por si la gran cantidad de Cástor no fuese regalo suficiente, estas medusas fueron la quimera que hemos estado esperando y que nos guiará hasta un descubrimiento aún mayor. Con Pólux podremos crear por fin el soldado perfecto: fuerte, resistente y con capacidad de regeneración. Y pensar que la mayoría del trabajo duro lo hizo la madre naturaleza... Por alguna razón, las medusas autóctonas, las cuales tienen una capacidad de regeneración increíble, habitaron el navío hundido donde estuvieron expuestas al agente químico. Desde ahí, se reprodujeron, generación tras generación, haciéndose más fuertes con cada mutación que alteraba su ADN y dando lugar a híbridos. Estudiamos nuevas formas de vida acuáticas, aparentemente similares a la Hydra Cnidaria, pero más agresivas y mucho más peligrosas. Cuando llegue el momento, utilizaremos nuestro estudio para crear un nuevo virus que pueda transformar a soldados normales en sofisticadas máquinas de guerra. Pero mientras tanto, todo lo que podemos hacer es esperar a que el gobierno cumpla su promesa para poder empezar a experimentar con humanos.

 

1997

 

Si hecho la vista hacia atrás hasta hace unos años, parece que ha pasado un siglo. A pesar de que Cástor es el pináculo de la guerra bioquímica moderna, Pólux también está en camino de lograrlo. La Hydra Cnidaria nos ha dado por fin a su primogénito. Claro que el proyecto completo ha costado años de trabajo, millones en financiamiento y un número inquietante de vidas inocentes; pero cada vez estamos más cerca del final. Hemos hecho un descubrimiento crucial, uno de los que no pasa desapercibido... Incluso sabiendo que necesitamos más tiempo, eso es algo que el ejército y los oficiales del gobierno no están dispuestos a darnos. Han prometido el Pólux a sus aliados y el Pólux es lo que tendrán. Lo único que no hemos podido resolver es un problema que pone en peligro todo el programa: el soldado perfecto que hemos creado es de todo menos perfecto. Hemos inyectado el virus en cientos de candidatos con grandes diferencias genéticas, y aun así no nos hemos acercado a la solución. El proceso de mutación de los sujetos contaminados por la administración directa de Pólux parece ser casi inmediato en todos los casos. De hecho, en solo unos minutos el virus comienza a “fortalecer” a su anfitrión, pero sin aparentes cambios externos. Tras solo 2 o 3 horas después de la infección, Pólux es capaz de regenerar células y tejido, incrementando progresivamente la fuerza y la resistencia de su anfitrión. Este sería un logro extraordinario que haría que la medicina y la investigación militar avanzaran desmesuradamente en solo unos años, sino fuera por los graves efectos secundarios que han afectado a casi todos los sujetos durante la experimentación.

 

Todas las mejoras físicas que aporta el virus Pólux se someten a una sola e inevitable necesidad, la asimilación de hormonas específicas que equilibran y regulan el cuerpo, las cuales se producen en el hipotálamo. Debidoa la gran demanda del metabolismo acelerado de organismos mejorados, mientras grandes cantidades de estas hormonas sean asimiladas en dosis concentradas, el sujeto permanecerá lúcido y consciente, y su fuerza, resistencia y capacidad de regeneración quedarán bajo control. Sin embargo, cuando hay una ausencia prolongada de estas hormonas, aparecen los primeros signos de deterioro mental, causando lipotimias y destruyendo gradualmente toda forma de consciencia existente. Después de esto, y en la mayoría de los casos, el cuerpo padece cambios físicos impredecibles que llevan a una destrucción total. Lo que necesitamos es encontrar una solución en los meses que nos quedan de estudio, ya que el proyecto pende de un hilo.

 

1998

 

Nos estamos quedando sin tiempo. Hasta el punto de que la investigación está completamente fuera de control. Los agentes del gobierno visitan de manera regular el laboratorio y se llevan todos los datos y muestras que quieren de las investigaciones más importantes. Hemos estado trabajando sin parar estos últimos meses, pero solo hemos conseguido solucionar el dilema de las hormonas que asola nuestra investigación administrando grandes cantidades de hormonas sintéticas a los infectados con Pólux.

 

El objetivo militar y estratégico de las armas químicas es mantener al anfitrión en un estado intermedio en el que sus habilidades físicas estén mejoradas, pero estando lúcido y pudiendo seguir órdenes de manera consciente. La única manera de conseguir esto es forzando a los sujetos a inyectarse las hormonas por sí mismos. Claro que, todo esto, está inevitablemente ligado a una serie de cuestiones que no parecen importar al ejército. Me pregunto que pasará cuando uno de estos sujetos se vuelva en contra de su creador intencionadamente, o que no sea capaz de inyectarse las hormonas por sí mismo, entre otras muchas cosas que están limitadas en el campo de batalla. A no ser que los sujetos sufran daños por encima de su capacidad de regeneración, estos soldados potencialmente imparables podrían comenzar una matanza y nadie podría pararlos. Al menos hasta que una ausencia de las hormonas necesarias cause su autodestrucción. Y eso no es una solución real, ya que durante una prueba, uno de los sujetos infectado con Pólux que de alguna manera había mejorado su inteligencia, secuestró a uno de los investigadores en un laboratorio. Tras varias horas de negociaciones, el sujeto, obviamente con signos de deterioro mental, le abrió la cabeza al investigador y se comió su hopotálamo en un grotesco frenesí de gula que le aportó las hormonas que necesitaba. Esto extendió su esperanza de vida varias horas y le hizo recuperar parte de la inteligencia que había perdido durante el experimento.

 

¿Qué hemos hecho? ¿Qué pasaría si el virus se utilizara de manera prolongada para inducir a mutaciones más desarrolladas? Prefiero no tener la respuesta a estas preguntas. Preguntas inquietantes que me persiguen en mis sueños. Pólux es un arma muy especial, pero me temo que no hay nadie que pueda utilizarla.

 

A pesar de todos los años que he dedicado a este programa, por lo que a mí respecta, PL-X 731 es oficialmente otro experimento sobre armas biológicas fallido. La razón de su fracaso yace en la incapacidad de producir las hormonas necesarias para mantener con vida y sedar a su anfitrión, incluso de manera artificial. Pero parece ser que en las altas esferas tienen sus propias ideas sobre este tema. Todo lo que podemos hacer es acotar la búsqueda y seguir haciendo lo que nos digan.

 

-Localización: Laboratorio Égida

 

Diario de investigación

 

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