Guía Dragon Age: Inquisition
Códice - Magia
Confesiones de un adicto al lirio
Una celda, un trozo de papel para mi confesión y una cantidad exigua de agua y pan. Eso es lo que he conseguido por esconder una repugnante botella de los almacenes de lirio. El caballero lugarteniente Freyan cortó mis raciones normales por “Insubordinación”. ¡Insubordinación, una mierda! Fue porque le vi abandonar la torre de vigía para reunirse con su chica. Freyan imaginó que así me daría una lección.
Tengo sed, pero el agua no sirve. Debería ser más... azul.
Al principio, el lirio es como una medicina. El conjunto de tu cuerpo baila con él, como el fuego del Hacedor. No tienes miedo de nada, ni siquiera de las abominaciones. Incluso acaba con tus pesadillas.
Pero las raciones son demasiado pequeñas. Si no te dan suficiente, las manos se te quedan frías. El cielo empieza a oprimirte. Las cosas pequeñas se desvanecen. Pero tú debes permanecer.
Todos los templarios veteranos tienen esa expresión, esa mirada turbia en sus ojos.
“Firma la confesión”, dicen. Lo intento. Pero no se me ocurre con qué nombre hacerlo.
--Confesiones de un templario desconocido. Halladas en los registros de la Capilla de Montsimmard en el 8:27 de la Bendita
Durante una conversació con Cullen en la que te dice que ya no toma más Lirio.