Guía Dragon Age: Inquisition

Códice - Cartas y notas

Altar manchado de sangre

Tomamos medidas para evitar a los hakkonitas y evitamos cruzarnos en su camino la mayoría de las veces. Todo habría ido sin incidentes si la inexperiencia de Pryce no hubiera hecho que dejara huellas visibles. Las Fauces de Hakkon las usaron para rastrearnos y ni Falker pudo despistarlos. Son unos malnacidos muy persistentes. Terminamos escondiéndonos entre los cuerpos mohosos y los huesos amarillentos que cubrían el suelo alrededor de un extraño altar. Estaba tallado en piedra y rematado por lo que parecía ser el cráneo de un dragón. Por suerte, cuando los hakkonitas nos rastrearon hasta ahí, se pararon de sopetón al verlo. Susurraron algo y me pareció ver que su líder hacía una pequeña reverencia de obediencia al cráneo. Y luego abandonaron la persecución.

Seguimos sin saber qué tenía ese altar que hizo arredarse a los hakkonitas. Y quizá sea mejor no saberlo.

--De los informes enviados a la exploradora Harding