Guía Dragon Age: Inquisition

Códice - Cartas y notas

Diario de Gurd Harofsen

 

 

Diario de Gurd Harofsen

 

Parecen ser las páginas dispersas de un viejo diario. La escritura apenas es legible y está llena de faltas de ortografía:

 

Me dijeron que no fuera, pero lo hice. No me gustaban las montañas. La marca León Rojo hace incursiones para robar cabras y gallinas. En las tierras bajas hay mejores luchas. Soy alto y fuerte, y creen que soy un gran guerrero. Me llevo a la cama a muchas mujeres con mis historias. ¿Para qué iba a volver?

 

Se han arrancado o tachado varias páginas, hasta la siguiente parte legible:

 

Los engendros tenebrosos atacaron la marca León Rojo. Me he enterado de las noticias en la taberna de Risco Rojo. La Ruina se apoderó de la tierra. La Dama no envía mensajeros a los cuerpos infectados por la Ruina. Mis hermanos no conocerán la paz.

 

Maldigo a la Dama, maldigo a Korth, maldigo a todos los dioses que dejaron que León Rojo cayera. El pueblo hacía los ritos, cantaba las canciones. ¿Por qué abandonarían los dioses León Rojo?.

 

Me he ido de los mercenarios con los mercenarios con los que trabajaba. Lo han comprendido. Muchos han perdido a sus propias familias por la Ruina.

 

Hay varias páginas más ilegibles, y a continuación:

 

Me he ocupado de los supervivientes. Sé cómo viajar, mejor que ellos. El thane ha muerto, pero muchos guerreros han sobrevivido. Mucha gente murió por la enfermedad de la Ruina, Harof Tejecuentos entre ellos. Los que viven dicen que les pidieron ayuda a los llaneros, pero que estos dejaron que el León Rojo muriera.

 

Debemos encontrar una senda. No necesitamos a Korth ni a la Dama para nada, no si abandonan a mi gente como los llaneros. El único dios al que perdono es Hakkon, porque las historias cuentan que los llaneros lo robaron cuando las Fauces de Hakkon lo ataron a la carne y el hueso.

 

La marca León Rojo ya no existe. Ahora somos las Fauces de Hakkon. No construiremos ninguna casa, porque las casas pueden morir. En vez de ello, recuperaremos a Hakkon y enseñaremos a los llaneros a temer de nuevo a los avvaritas.

 

Parecen ser las páginas algo más recientes de un diario:

 

Hemos buscado durante meses y no hemos encontrado nada. Las historias hablan de esta zona, pero los Osos de Piedra, una marca de pescadores y granjeros, han vivido aquí durante generaciones y no han visto ni una señal. Si no encontramos nada, seguiremos moviéndonos. No dejaré que mi marca flaquee. Nos moveremos o moriremos.

 

Después de varias páginas arrancadas, hay otra sección legible:

 

La hemos encontrado. El mismísimo Hakkon nos ha dado la bienvenida. Una antigua fortaleza de Tevinter, cubierta de una muralla de hielo. Los llaneros no le han hecho ningún rasguño ni han encontrado la manera de penetrar los muros. Solo nuestros magos, bendecidos con el don del hielo por Hakkon el Silencioso, han podido apartar la muralla durante unos instantes y dar a los nuestros tiempo para trepar y entrar.

 

La muralla resiste el fuego normal, e incluso las llamas de nuestros magos no han conseguido fundir gran cosa del hielo mágico. Estamos a salvo. Las señales que hay más al Norte llevan a un altar que los magos dicen que rezuma magia. He enviado guerreros a protegerlo, no vaya a ser que contenga algún espíritu que pueda romper esta muralla con magia de los llaneros.

 

Hemos encontrado a Hakkon, atado al silencio en que el guerrero llanero lo atrapó hace eras. Las ordalías que hemos sufrido no han sido en vano, eran una prueba.

 

Hakkon resurgirá.

 

Estas parecen ser las páginas más recientes de un diario:

 

El guerrero llanero atrapó a nuestro dios en una magia extraña que los magos no alcanzan a entender. Dicen que el tiempo se dobla sobre sí mismo, como un nudo dentro de un nudo. Dicen que es posible que fuera la antigua magia de Tevinter que hay en este sitio la que lo hizo posible; los espíritus y el poder del antiguo Tevinter son como la sangre y el vino.

 

El espíritu de Hakkon sigue en el dragón, eso está claro. En las historias, las Fauces de Hakkon lo domaron como una bestia de la marca y luego le dieron demoniaria y otras hierbas que los sanadores usan para atraer a los espíritus. Nosotros no somos capaces de desentrañar la magia que ata al dragón, pero quizá podamos traer al mismísimo Hakkon y atarlo de nuevo a otra bestia digna de ello.

 

La bestia de la marca León rojo murió con sangre de genlock en los colmillos. Fue una buena muerte, pero una muerte al fin y al cabo. Como Fauces de Hakkon, no tenemos bestia de la marca, pero los necios flojuchos de la marca Oso de Piedra tienen una que ya está domada y lista.

 

Las siguientes páginas resultan ilegibles, hasta llegar a:

 

Ha llegado la Inquisición, el invierno la maldiga. La osa está libre y nuestra muralla de hielo quebrada por la magia de Tevinter. No tenemos tiempo ni bestia.

 

Me comeré las hierbas yo mismo. Los magos dicen que es posible que no tenga la fuerza suficiente para soportar un espíritu tan grande como el de Hakkon. Prefiero morir intentándolo a fallarles. No abandonaré a mi gente. Llevaré la muerte a los llanos.

 

Las Fauces de Hakkon no volverán a fracasar.

 

Localización:

-Forma parte del DLC Fauces de Hakkon.

Varias partes en el interior del templo, por la parte del “Sanctasanctórum” al que accedes durante la misión El fin de Ameridan, tras haber completado la de La puerta del antiguo templo.