Guía The Elder Scrolls V: Skyrim
Libros de habilidades
Leyenda de la casa Krately
-Habilidad: Discreción
-Peso: 1
-Valor: 75
-Código: 0001B021
Se puede encontrar en las siguientes localizaciones.
Lugar 1
En la casa de Espino Negro, al Este de Riften.
Lugar 2
En la bodega de la posada El portal nocturno, al Suroeste de Hibernalia.
Lugar 3
En el barco Ola Roja, de Soledad.
DRAMATIS PERSONAE
TEOFONTE: varón imperial, 24 años, ladrón.
NIRIM: varón bosmer, 20 años, ladrón.
SILANO KRATELY: varón imperial, 51 años, mercader.
DOMINITIA KRATELY: su mujer, 40 años.
AELVA KRATELY: su hija, 16 años.
MINISTES KRATELY: su hijo, 11 años.
Escenario: la famosa casa encantada Krately de Cheydinhal, plantas baja y primera, se necesitará un escenario con un segundo nivel donde tendrá lugar la mayor parte de la acción.
El escenario está oscuro.
Se escucha el crujir de unas escaleras, pasos, el sonido de la respiración de un hombre, pero aún no vemos nada.
Entonces, una voz llama desde arriba.
AELVA (voz en off)
¿Hola? ¿Hay alguien ahí?
MINESTES (voz en off)
¿Despierto a papa?
AELVA (voz en off)
No... déjalo, a lo mejor me lo estaba imaginando...
Se ve una luz proveniente de un farolillo que desciende escaleras abajo y la delgada figura de una hermosa muchacha, AELVA, baja por la derecha del escenario, nerviosa.
Por la luz del farolillo, podemos ver que estamos en la primera planta de una polvorienta casa vieja, con unas escaleras que ascienden y otras que descienden a la derecha del escenario. A la izquierda del escenario, una chimenea sin encender. Una mesa, un baúl y un armario completan el mobiliario.
MINESTES (voz en off)
Aelva, ¿qué haces aquí?
AELVA
Solo me aseguraba de que... Vete a la cama, Minestes.
Conforme la chica pasa la mesa, vemos a un bosmer, NIRIM, que se desplaza alrededor de su círculo de visión, evitando la luz. Ella parece no verlo cuando se le acerca aún más, sus pasos inaudibles en el duro suelo de madera.
Cuando está más cerca de ella, se oye un repentino crujido proveniente de la planta inferior. Esto hace que el bosmer se retire de un salto, escondiéndose de nuevo detrás de la mesa.
La chica parece no oír el crujido y Nirim, mirando desde detrás de la mesa, la observa.
MINESTES (voz en off)
¿Has encontrado algo?
AELVA
No. Probablemente fuera solo mi imaginación, pero voy a mirar en la planta de abajo.
MINESTES (voz en off)
¿Está encendido el fuego? Tengo frío...
Aelva mira hacia la extinguida chimenea y Nirim hace lo mismo.
AELVA
Pues claro. ¿No oyes cómo chispea?
MINESTES (voz en off)
Supongo...
Aelva de repente da un salto, como si hubiese oído algo que nosotros no hemos oído. Baja las escaleras a la planta baja.
AELVA
¿Hola?
Aelva, con el farolillo por delante, comienza a descender. No parece darse cuenta de que un imperial, TEOFONTE, que transporta una gran bolsa de objetos robados y un farolillo propio, pasa por su lado hacia la planta de arriba.
TEOFONTE
Perdóname, jovencita. Solo estaba robándote.
Aelva continúa su lento y nervioso descenso por las escaleras, las cuales podemos ver ahora gracias a su luz. Mira alrededor de la habitación de bajo techo que se encuentra totalmente saqueada mientras la acción prosigue escaleras arriba.
El farolillo de Teofonte ilumina vagamente la primera planta.
TEOFONTE
¿Por qué te escondes, Nirim? Te lo he dicho. No te pueden ver ni oír.
Nirim sale avergonzado de detrás de la mesa.
NIRIM
No puedo creer que sean fantasmas. Parecen tan vivos...
TEOFONTE
Eso es lo que asusta a los supersticiosos. Pero no nos van a hacer daño. Simplemente están reviviendo el pasado, como hacen todos los fantasmas.
NIRIM
La noche en que los asesinaron.
TEOFONTE
Deja de pensar en eso o terminarás asustándote tú solo. He conseguido todo tipo de cosas en la planta baja; candelabros de plata, seda, incluso algo de oro. ¿Tú que has visto?
Nirim le enseña su bolsa vacía.
NIRIM
Perdóname, Theophon, estaba a punto de empezar...
TEOFONTE
Pues empieza a mirar en ese baúl. Para eso estás aquí.
NIRIM
Claro. Yo tengo el talento, tú las ideas... y el equipo. Llenaste el farolillo antes de venir, ¿verdad? No puedo trabajar en la oscuridad.
TEOFONTE
No te preocupes, Nirim. Te lo prometo. No habrá sorpresas.
Nirim se sobresalta cuando un niño pequeño, MINESTES, aparece en las escaleras. El chico baja silenciosamente y se dirige hacia el fuego. Hace como si lo avivase, moviendo las brasas... pero no hay leña, no hay fuego, no hay brasas.
TEOFONTE
Tenemos todo el tiempo del mundo, amigo mío. Nadie se acerca a esta casa. Si ven la luz de nuestros faroles, piensan que son los fantasmas.
Nirim empieza a forzar la cerradura de una cajonera mientras Teofonte abre un armario y empieza a revisarlo. La mayoría son trapos podridos.
Nirim se distrae, mirando al joven.
NIRIM
Oye, Theophon, ¿cuánto tiempo hace que murieron?
TEOFONTE
Unos cinco años. ¿Por qué lo preguntas?
NIRIM
Solo por hablar de algo.
Mientras hablan, Aelva, en la planta de abajo, hace como si cerrase la puerta principal.
TEOFONTE
¿No te he contado la historia?
NIRIM
No, simplemente me dijiste: “Oye, sé de un lugar en el que podemos robar, no hay nadie, solo un par de fantasmas”. Pensé que estabas de broma.
TEOFONTE
No estaba de broma, amigo. Hace cinco años, los Krately vivían aquí. Gente agradable. Has visto a la hija, Aelva, y al chico, Minestes. Los padres eran Sileno y Dominitia, si no recuerdo mal.
Nirim consigue abrir la cerradura del baúl y comienza a hurgar en él. Mientras lo hace, Ministes se levanta del “fuego”, aparentemente ya en calor, y se sitúa en la base de las escaleras de bajada.
MINISTES
¡Oye!
La voz del niño hace que Nirim, Teofonte y Aelva salten del susto.
AELVA
¿Por qué no estás en la cama? Yo voy a revisar la bodega.
MINISTES
Te esperaré.
NIRIM
¿Y qué pasó?
TEOFONTE
Los descuartizaron. Medio se los comieron. Nadie sabe qué o quién lo hizo. Pero hay rumores.
Aelva abre la puerta de la bodega y entra en ella. La luz desaparece de la planta baja. Ministes espera pacientemente al final de la escalera, canturreando para sí.
NIRIM
¿Qué rumores?
Theophon, después de agotar todas las posibilidades del armario, ayuda a Nirim a buscar el oro del baúl.
TEOFONTE
Está bastante bien, ¿verdad? Ah, sí, los rumores. Bueno, dicen que la vieja Dominitia era una bruja antes de casarse con Sileno. Lo dejó todo por él para ser una buena esposa y madre. Pero las otras brujas no se lo tomaron muy bien. La encontraron y enviaron a una criatura aquí, de madrugada. Algo terrible, una pura pesadilla.
MINISTES
¿Aelva? Aelva, ¿por qué tardas tanto?
NIRIM
Por todos los dioses, ¿vamos a ver cómo los descuartizan delante de nosotros?
MINISTES
¡Aelva!
SILENO (voz en off)
¿Qué sucede ahí abajo? Deja de jugar y vete a dormir, hijo.
MINISTES
¡Papá!
Ministes, asustado, corre escaleras arriba. En su camino, se choca con Nirim, que se cae. El chico parece no advertirlo y continúa en su frenética subida a la planta de los dormitorios, fuera del escenario.
TEOFONTE
¿Estás bien?
Nirim se pone de pie de un salto, pálido.
NIRIM
¿Qué te ha parecido eso? ¡Me ha tocado! ¿Cómo puede tocarme un fantasma?
TEOFONTE
Bueno... claro que pueden. Algunos, por lo menos. Has oído hablar de los espíritus ancestrales que guardan las tumbas y aquel fantasma del rey que tenían en Salto de la Daga. ¿De qué servirían si no te pudiesen tocar? ¿Por qué te sorprendes tanto? Pensaste que te atravesaría, ¿no?
NIRIM
¡Sí!
SILENO, el hombre de la casa, baja las escaleras cautelosamente.
DOMINITIA (voz en off)
¡No nos dejes solos, Sileno! ¡Vamos contigo!
SILENO
Espera, está oscuro. Deja que coja algo de luz.
Sileno se acerca a la extinta chimenea, alza su mano hacia delante y, de repente, una antorcha encendida aparece en ella. Nirim tirita del miedo, horrorizado.
NIRIM
¡Lo he sentido! ¡He sentido el calor del fuego!
SILENO
Bajad. No pasa nada.
Ministes conduce a su madre, DOMINITIA, escaleras abajo, donde se encuentran con Sileno.
TEOFONTE
No sé de qué te asustas tanto, Nirim. Debo decir que me decepcionas. No creía que fueses tan miedica.
Teofonte se va escaleras arriba.
NIRIM
¿Dónde vas?
TEOFONTE
Hay una planta más que revisar.
NIRIM
¿Por qué no nos vamos ya?
Nirim observa cómo la familia de tres, siguiendo a Sileno y su antorcha, descienden a la planta baja.
SILENO
¿Aelva? Di algo, Aelva.
TEOFONTE
Mira, ¿lo ves? Si no te gustan los fantasmas, la segunda planta es el lugar donde debes estar. Los cuatro están abajo.
Teofonte sube las escaleras y sale del escenario, pero Nirim se queda mirando a la familia, abajo. Los tres revisan la planta baja igual que hizo Aelva, volviéndose finalmente hacia la bodega.
NIRIM
¿Los... cuatro?
Sileno abre la puerta de la bodega.
SILENO
¿Aelva? ¿Qué haces en la bodega, hija?
DOMINITIA
¿La ves?
NIRIM
¿Los cuatro, Theophon?
SILENO
Eso creo... espera, veo a alguien... ¿hola?
NIRIM
¿Y si hay cinco fantasmas, Theophon?
Sileno introduce su antorcha por la puerta de la bodega, pero se apaga súbitamente. La planta baja se queda a oscuras.
Ministes, Dominitia y Sileno gritan, pero no podemos ver lo que está sucediendo.
Nirim está al borde de un ataque de nervios, gritando con ellos. Teofonte desciende desde la segunda planta.
TEOFONTE
¿Qué pasa?
NIRIM
¿Y si hay cinco fantasmas? El hombre, la mujer, la chica, el chico... ¿y el que los asesinó?
TEOFONTE
¿Y quién los asesinó?
NIRIM
¿Y qué pasaría si es un fantasma que nos puede tocar también? ¡Como los otros!
Desde la ahora oscura planta baja se escucha un crujido, como si una puerta se abriese, pero no lo podemos ver. Y entonces se oye un pesado caminar, como de pezuñas. Paso a paso, dirigiéndose hacia las escaleras.
TEOFONTE
No te pongas así. Si pudiese tocarnos, ¿qué te hace pensar que querría hacerlo? Todos los demás ni siquiera se han dado cuenta de que estábamos aquí.
El farolillo de Teofonte reduce su luz ligeramente. Él la ajusta con cuidado.
NIRIM
Pero... ¿y si no es un fantasma, Theophon? ¿Y si es la misma criatura que sigue viva, que no ha comido nada desde hace cinco años?
Las pisadas comienzan a subir las escaleras, pero aún no podemos ver a quién pertenecen. Nirim se da cuenta de que la luz del farolillo empieza a disminuir a pesar de que Teofonte intenta evitarlo desesperadamente.
NIRIM
¡Dijiste que habías rellenado el farol!
La luz se desvanece por completo y el escenario se queda en completa oscuridad.
NIRIM
¡Me prometiste que habías rellenado el farol!
Más pisadas y un terrorífico, espantoso rugido. Los hombres gritan.
Se baja el telón.