Guía Assassin's Creed: Origins

La caída de un imperio y el alzamiento de otro

-Requisito: Completa la misión principal Resurgimiento.

-Nivel sugerido: 35

-Recompensa: Ninguna

Otra sección más con el barco, a los mandos de Aya. El primer grupo será una flota romana de varios barcos, pero resultará bastante sencilla.

Después aparecerán varios barcos en llamas, los cuales son tan débiles que caerán solo con un único disparo de flechas, el problema es que son muchos y tienes que hundirlos antes de que se acerquen a ti. Vendrán en dos grupos, el primero solo barcos de fuego y luego a mayores les acompañarán 2 barcos normales.

Y ya por último vendrán dos Octarremos romanos, los “barcos jefazo”. Cuando consigas derrotarlos a todos verás una serie de escenas tras las cuales, curiosamente aún seguiremos en la misma misión.

Al recuperar el control comenzará ya la pelea contra Septimius. La única estrategia a seguir será centrar la vista en él para que te sea más fácil controlarlo y atacarle rápidamente aprovechando la agilidad de Aya únicamente después de esquivar sus ataques. Y siempre que tengas la barra de adrenalina llena, úsala. La vida le bajará muy lentamente, así que tendrás que tener bastante paciencia.

Cuando recuperes el control, sal de la arena por el pasaje y sube las escaleras hasta llegar al enorme patio. Hay infinidad de guardias en el patio, así que la única opción (al menos fácil) es usar el sigilo para que no te descubran nunca, teniendo en cuenta que el objetivo es llegar al lado opuesto del patio.

Desde la posición inicial, salta a las ramas del árbol a la derecha, rodea por lo alto la estructura junto a la estatua y, vigilando que no haya ningún guardia cerca, déjate caer en las hierbas de la parte inferior y desde ellas sube por las escaleras hasta el balcón del segundo piso.

Trepa por la pared y como no puedes subirte al tejado, tendrás que deslizarte por el saliente hasta la puerta donde está el objetivo.

Cuando ya no puedas seguir avanzando más, déjate caer con cuidado a las hierbas de justo debajo. Si hay algún guardia cerca y/o se acerca alguno más, lánzale un dardo narcótico y trepa al bordillo que está ahí mismo para desde él ir hacia la puerta de la curia, la cual solo podrás abrir si no estás en alerta.

Aquí ni te molestes en pasar desapercibida, simplemente acércate a César por la espalda y apuñálalo, momento en el que verás una serie de escenas y comenzarás El nacimiento del Credo.