Guía Dragon Age: Inquisition

Códice - Historia

Los Valles: una promesa perdida

Contemplad el Palacio de Invierno en Halamshiral. Mirad sus muros blancos y chapiteles de oro, construidos sobre los sueños rotos de un pueblo, nuestro pueblo.

La profetisa humana Andraste fue una esclava del Imperio de Tevinter, como lo fueran nuestros antepasados. Cuando se levantó contra ellos, nos levantamos con ella. Juntos, luchamos por la libertad. Como muestra de gratitud y hermanamiento, Andrate prometió a los elfos una nueva tierra: Los Valles. Y, aunque ella murió, sus hijos cumplieron la promesa.

Nuestro pueblo llegó desde los confines de Tevinter para tomar posesión de esta nueva tierra. Aquí terminaba nuestro viaje. Este era nuestro Halamshiral. Cuando pusimos la primera piedra de la ciudad, nos prometimos que ningún humano volvería a pisar nuestras tierras. Los mayores guerreros juraron cumplir este voto. Vinieron uno a uno, invocando los nombre de Elgar'nan y Mythal, de Andruil y Ghilan'nain. Ante todos nuestros dioses, se consagraron a Halamshiral y se convirtieron en nuestros protectores, nuestros Caballeros Esmeralda. Se aseguraban de que los valles siguieran siendo libres.

Y fueron libres. Durante unos tres siglos. Pero los humanos y su nueva Capilla andrastina no nos dejaban en paz. Quisieron mover nuestras fronteras. Nos enviaron misioneros para difundir la palabra de su profetisa. Buscaron maneras de subyugar al Pueblo una vez más. Cuando los rechazamos, se enojaron.

Nos destruyeron. Ni los Caballeros Esmeralda pudieron resistir el embate de su ejército, armado de fe. En nombre de su Andraste, quemaron Halamshiral y nos esparcieron a los cuatro vientos. Olvidaron que, mucho tiempo antes, los seguidores de Andraste y los elfos habían marchado juntos. Olvidaron que Andraste llamaba a Shartan “Hermano”.

--Una promesa perdida, según fue contado por el custodio Gisharel a los jóvenes del clan Ralaferin en las afueras de Halamshiral