Guía Dragon Age: Inquisition

Códice - Cuentos e historias

Plegaria del guerrero a los espíritus

Los lobos eran nuestros aliados. En los días antiguos, antes de Andraste, antes del Hacedor, sabía que esto era así. Pero el hombre se cansó de la persecución, la caza, la verdad del colmillo, el acero y la sangre. El hombre puso semillas en la tierra, cuidó del ganado y las gallinas y construyó vallas para mantener a los lobos a distancia. El hombre crio perros que se arrodillaran, se sentaran y lo obedecieran, y se dijo que los perros eran igual de buenos.

Ahora, los engendros tenebrosos regresan. Rompen nuestras vallas, matan el ganado y las gallinas, queman las cosechas. Nuestros perros se acobardan, con el rabo entre las piernas, o, si lucha, caen víctimas del veneno de la sangre de los engendros. Nos estamos muriendo y me avergüenza mi cobardía.

La senda del hombre y el perro no basta. Comparezco ante vosotros, espíritus del bosque antiguo, yo que construí vallas, yo que vine con el fuego y el acero para expulsaros. Comparezco ante vosotros porque el miedo ha debilitado mis brazos. Os pido una furia implacable para devolverles la fuerza.

Matad al perro en mi corazón y alimentaos de la carne de sus huesos. En su lugar, dadme al lobo.

Palabras atrapadas en las ondas ensangrentadas del agua antigua del Velo y de algún modo recordadas.