Guía The Witcher 3: Wild Hunt

Kulik Kulikov y sus hombres están ocupados preparando la caza, así que tengo unos minutos para escribir sobre este suceso increíble.

Tras un largo viaje, hace una semana llegué de Oxenfurt y vi que había recibido una carta de mi abogado. Mi tía Helena por fin había fallecido y me había dejado en herencia todas sus pertenencias, incluida su cabaña a las afueras de Novigrado. La carta incluía una copia de su testamento y una llave que abría el cofre en el que había guardado todos sus ahorros. Puesto que mi querida tía solo ofrecía a sus huéspedes pan y agua, estaba seguro de que habría conseguido reunir un buen puñado de monedas durante su larga y miserable vida. De modo que corrí hacia la cabaña de mi tía, a ofrecer mis respetos a su tumba y, una vez allí, echar un ojo a lo que contenía ese cofre. Pero cuando llegué allí, la cabaña estaba en ruinas y los campesinos vecinos aseguraban que un grifo había anidado en las tierras de mi tía. Y allí estaba yo, con una fortuna al alcance de la mano y sin modo alguno de conseguirla. Así que volví a Oxenfurt y corrí hacia la posada de la Alquimia, tan rápido como me dieron los pies, pues había oído que el famoso Kulik Kulikov y su banda estaban abrevando a sus caballos allí tras su última aventura. Pronto nos pusimos de acuerdo (le daría una parte de lo que encontrara en el cofre) y partimos para exterminar al maldito y apestoso grifo.

Ahora estoy escribiendo todo esto para calmar mis nervios y matar el tiempo mientras observo a los hombres de Kulikov preparar la balista.

¡La diversión está apunto de empezar!