Guía The Witcher 3: Wild Hunt
Personajes
Anna Strenger
Geralt no conoció a Anna Strenger, esposa del Barón Sanguinario, durante su visita a Percha del Cuervo. Poco antes de su llegada, la mujer había desaparecido de forma inexplicable con su hija Tamara. Pero Geralt obtuvo una descripción precisa de la mujer desaparecida: Anna era una atractiva mujer de unos cuarenta años, ojos verdes y cabellos oscuros como alas de cuervo, que llevaba recogidos en un moño.
Geralt descubrió que la vida marital de Anna no estaba siendo demasiado satisfactoria. Se había quedado encinta recientemente, pero perdió al bebé por razones desconocidas justo antes de desaparecer.
Cuando Geralt interrogó al barón sobre aquel asunto, salió a la luz la triste verdad. Movida por la desesperanza y la humillación, Anna había escapado con Tamara después de que su marido, borracho, le diese una salvaje paliza. El barón estaba convencido de que Anna había abortado a consecuencia de sus golpes, pero Geralt no estaba tan seguro: no podía dejar de pensar en el extraño talismán que el conjurador le había entregado a Anna para protegerla de los poderosos malvados.
La situación se complicó aún más cuando Geralt supo que, tras su huida de Percha del Cuervo, una gigantesca bestia había raptado a Anna para llevársela a lo más profundo de la ciénaga. Por si tanto horror no fuera suficiente, algunos testigos afirman que en sus manos habían aparecido unas extrañas quemaduras en forma de símbolos brillantes. ¿Quizás el talismán del conjurador tenía que protegerla justo de aquello?
Tamara no hizo más que confirmar a Geralt la triste situación de su madre. Las mujeres habían decidido escapar juntas porque no aguantaban más las borracheras y palizas del barón. Anna odiaba tanto a su marido que estaba dispuesta a lo que fuese por librarse de él y del niño que llevaba en sus entrañas.
Tras reunir todos los datos, Geralt llegó a la conclusión de que la anciana de la ciénaga era en realidad Anna, la esposa desaparecida del barón. También descubrió que las marcas de sus manos eran los símbolos del pacto que Anna había hecho con las moiras para librarse del niño que no deseaba.
Alternativa 1
Aunque al final Anna apareció, ya no era la misma: una terrible maldición la había transformado en un monstruo. El brujo creía saber quiénes habían provocado aquello.
Alternativa 2
Al final dieron con Anna, pero los hechos que vio y en los que participó habían hecho tal mella en su cuerpo y su mente que jamás volvería a ser la misma. Su mente se vino abajo con aquella carga tan pesada, arrojándola a un abismo de horror y desesperación.
Continuación (común a todas las opciones)
Las sospechas de Geralt se confirmaron poco después: efectivamente, la maldición que sufría aquella desgraciada mujer era obra de las moiras. Anna había recurrido a las siniestras hermanas porque no quería dar a luz al hijo del barón. Las moiras le concedieron su deseo de una forma perversa. Con una maldición que provocó que el feto se marchitase en su interior, consumiendo la energía vital de Anna. Desesperada, recurrió al conjurador, que le entregó un talismán con el que combatir la magia malvada. Pero Anna perdió el talismán durante su pelea con el barón, quedando indefensa ante la magia de las moiras. Y lo peor estaba aún por venir: las marcas de sus manos comenzaron a arder, y una demonibestia la arrastró hasta el corazón del Cenagal del Jorobado, donde tuvo que pagar su deuda como esclava de las moiras.
Alternativa 1
Geralt acabó con la maldición que sufría Anna y la devolvió a su estado original. Pero las moiras tenían preparada su venganza final: su vil brebaje provocó que Anna muriera una vez recuperada la libertad. Los seres queridos de Anna solo dispusieron de unos instantes para despedirse antes de que esta falleciese.