Guía Final Fantasy XII: The Zodiac Age

Registro de enemigos

Seeq

 

 

Seeq

 

-Nº: 373

-Categoría: Humanoide

-Tipo: Seeq

-Localización: Humanoides

 

Apuntes

 

Humanoides de gran tamaño y anchura, cuya inteligencia y delicadeza se consideran algo inferiores a las de los humes.

 

A pesar de su aspecto macizo, se mueven con sorprendente agilidad y son excelentes guerreros tanto en el ataque como en la defensa.

 

No obstante, debido a su ruda naturaleza y a su escasa moral, a menudo terminan convertidos en bandidos.

 

Gustan de las joyas, el oro y los objetos brillantes en general, con los que adornan profusamente sus generosas anatomías.

 

El laberinto de los mitos

 

Los mitos y leyendas suelen deformarse grandemente por influencia de las culturas y las religiones de quienes los transmiten a través de los años. Solo mediante el atento estudio de sus múltiples variaciones seremos capaces de acercarnos a la verdad primordial.

 

Presentaré aquí uno de tales relatos, que trata de la creación de Ivalice. No es el único, por supuesto, pero sí uno d elos más peculiares, pues gira en torno a un acto de venganza.

 

¿Podrás ver, lector, la verdad oculta tras los velos del mito?

 

Sekhaba, teólogo

 

Ahnas, el Sublime Parte 1

 

Miles de años llevaban trabados en lucha encarnizada los dioses de Fabar y los dioses de Danan.

 

Un aciago día, el profeta Matoya declaró que Xabaam, rey dios de los Danan, moriría herido por el acero en el que más confiaba y que así terminaría la guerra.

 

Atemorizado, condenó Xabaam al más leal de sus generales, Ahnas, dios de las espadas, a vagar infinitamente por oscuros laberintos de las profundidades subterráneas, junto con sus seguidores.

 

Sin embargo, Ahnas consiguuió la ayuda de Heth, dios de la muerte, que era el amo del laberinto, y así logró escapar de las oscuras profundidades.

 

Ahnas, el Sublime Parte 2

 

Su propia vida ofreció Ahnas a Heth, dios de la muerte, coo pago por haberle dejado huir, y juró venganza junto a sus seguidores.

 

Pasarían miles de años hasta que un ejército se presentara frente a los dioses de Fabar. Eran nada menos que los seguidores de Ahnas y él mismo, su vida unida mágicamente a la de Heth.

 

Ahora era Ahnas, el Sublime, y al mando de su ejército ganó batalla tras batalla contra las fuerzas de los Danan.

 

La noticia de sus triunfos llegó a oídos de We'aka, dios del destino en el Olimpo de Fabar,a quien un día reveló Ahnas la verdad acerca de su pasado.

 

Ahnas, el Sublime Parte 3

 

We'aka sintió que esa venganza le brindaría fuerza, y prometió a Ahnas que sus tropas estarían presentes en la batalla final contra los Danan.

 

La larga guerra entre los Fabar y los Danan se aproximaba a su último capítulo. Ahnas utilizó el poder mágico que como parte de Heth poseía y dio a sus soldados fueza para la batalla.

 

A algunos obsequió con poderes especiales; de ese modo nacieron los amos elementales del Fuego y del Agua y los capitanes tácticos del Veneno y de las Ondas desructoras.

 

Grande habría de ser la gloria de estos beneficiados en el campo de batalla.

 

La guerra continuó aún durante muchos siglos, hasta que, por fin, Ahnas venció a los dioses de Danan, reveló su verdadera identidad a Xabaam y le tomó prisionero.

 

Ahnas, el Sublime Parte 4

 

We'aka, dios del destino, y las demás deidades de Fabar decidieron que la cabeza del rey dios Xabaam habría de caer, pero Ahnas, deseoso de hacerle pagar un precio más alto por su traición, le impuso un hechizo de vida eterna y dio forma con su cuerpo a un vasto territorio que él contemplaría gozoso desde el Paraíso, junto a sus fieles seguidores. Ahnas, ahora dios de la luz, bautizó esa tierra con el nombre de Ivalice.

 

Siglos más tarde, vendrían los hombres a clavar sus azadas en las carnes del nuevo cuerpo de Xabaam, quien se consumiría lentamente, atormentado por el remordimiento.

 

Dividiéronse Ahnan y los suyos en dos: Perselas, el Diurno, y Metselas, el Nocturno, quienes juraron proteger esa tierra por toda la eternidad.