Guía Final Fantasy XII: The Zodiac Age

Registro de enemigos

Bak-namu

 

 

Bak-namu

 

-Nº: 376

-Categoría: Humanoide

-Tipo: Bak-namu

-Localización: Humanoides

 

Apuntes

 

Raza humanoide muy similar a los humes, salvo por los pequeños cuernos que adornan su cabeza. Son diminutos, y aun en la adultez llegan tan solo a la estatura de un niño hume.

 

El oxígeno de la atmósfera es para ellos un veneno mortal, y deben utilizar másaras especiales para respirar.

 

Muchos bak-namus viven en la pobreza y, por su frecuente participación en actividades delictivas, se ven expuestos a una notoria discriminación.

 

El lobo del bosque

 

Hay en este mundo seres que no han nacido para vivir en mutua armonía, no impora cuán cerca los haya puesto el uno del otro el destino.

 

El desconocimiento de esta verdad indisputable llevó a un hombre a actuar de manera insensata; lo que hizo conmovió a su mundo, pero solo logró precipitar un fin que era inevitable. Un fin que estaba escrito en las estrellas...

 

Entre el mar y la montaña una pequeña aldea se encontraba. Reinaba en ella la alma y abundantes eran las cosechas, pero un temor ensomrecía el corazón de los pobladores: el enorme lobo que vivía en el bosque cercano.

 

Nadie sabía cuándo había llegado la bestia, pero todos habían oído y habían temblado al oír sus pavorosos aullidos.

 

Sin embargo, no intentaba el lobo atemorizar a la gente; al contrario, quería acercarse a ella y hacer amigos. Cuando aullaba, aullaba de tristeza.

 

Un cazador de la aldea, al ver al lobo y saber de sus cuitas, decidió ayudarle.

 

"Lobo", le dijo, "¿sabes por qué te teme la gente? Es por ese aspecto tan amenazante que tienes".

 

Entonces el lobo le preguntó qué podía hacer para repararlo, y el cazador le contestó: "Echaré sobre ti un hechizo que te dará la apariencia de un hombre".

 

Apenas había terminado de decir estas palabras cuando el animal se vio convertido en humano. Agradeciole el gesto al cazador, quien, antes de partir, le advirtió: "Recuerda que solo tu aspecto es el de un hombre. No trates jamás de hablar, porque sigues siendo un lobo.

 

El lobo hecho hombre dejó el bosque y se dirigió a la aldea. El solo pensamiento de que ahora podría tener amigos ponía en su rostro una diáfana sonrisa. Siendo un extraño en la aldea, mirábanle al principio con recelo los transeúntes, pero su sonrisa terminó ganándose la onfianza y laa amistad de todos. El lobo se sintió conmovido por las afables sonrisas que la gente le prodigaba, acostumbrado como estaba a recibir solo miradas de miedo y de odio.

 

El tiempo vuela cuando es placentero, y pronto comenzó a anochecer.

 

El lobo regresó al bosque, y ya no era hombre sino lobo, por dentro y por fuera. Ahora podía abrir la boca, pero no aulló esa noche; se durmió agradeciendo al cazador el día de felicidad que le había regalado.

 

El cazador vio al lobo, y le complació verle feliz.

 

Entre el mar y la monaña una pequeña aldea se encontraba. Reinaba en ella la calma y abundantes eran las cosechas; un temor había ensombrecido en el pasado el corazón de los pobladores, pero ya se había desvanecido.

 

En las calles, la gente cantaba coplas de alabanza al valiente cazador. Día y noche y día tras día las entonaron sin cesar.